Los secretos se anudan. Algunas personas están acostumbras a vivir así. No está mal, ojalá no fuera tan difícil. Pero es difícil no poder preguntar a nadie las inquietudes de la vida que se alejan de las respuesta binarias y tener en la mente un revuelto de ideas contradictorias entre sí. Sentir que todas son verdaderas y como si jalaran con todas sus fuerzas en todos los sentidos, y yo aquí en el medio, tratando de estirarme hacia todos lo lados, a punto de quebrarme, a punto de disolverme.
¿Qué de las cosas que nadie dice nada? ¿Que matan la cabeza de culpa y miedo y placer?