lunes, 18 de julio de 2016

Fallar.

Falló, esta mañana. Grité otra vez.
Siempre después de cada grito hay silencio y un mundo que se hace terriblemente lejano de mis deseos. Incluyendolo. Incluyendolo todo. Y es mejor dormir, siempre es mejor dormir.

En los sueños siempre hay alguien que me persigue, me busca para matarme, de vez en cuando lo logra, me clava un puñal en el pecho y despierto asficciada; un incendio se alza a nuestro alrededor, debo correr huyendo de las llamas; me escondo en un baño, recibo un balazo; corro entre los campos de trigo, mientras espero desesperadamente que amanezca; algún psicópata me lleva a su sala de cirugías; etc, así, siempre, aunque parezca malo, al menos no queda tiempo de pensar en la maldad de estos seres, al menos no queda tiempo de intentar escudriñar en sus pensamientos y no poder comprenderlos, al menos no hay tiempo para darse cuenta de que son viles, malvados, de que son avaros y ambiciosos, insensatos e insensibles, miserables, la desgracia en carne y hueso. Siempre los prefiero, los prefiero a cualquier fanfarrón que salga en las noticias de entretenimorbo de la mañana, anunciando con voz de fantasia y entusiasmo la cifra alegre de degollados, atracados, asesinados, etc, siempre al servicio de los espectadores sedientos de más numeritos (ojalá sean de muertos).
Y ni que decir de los que no salen en las noticias, esos que no necesitan tanta propaganda, esos que te los podés imaginar en cualquier momento del día, de pié con sus grandes escudos, defendiéndose de los poderosos y peligrosos campesinos, de los malvados y terribles camioneros, o mejor, podemos no imaginarlos de pie, ni sublimes, podemos imaginarnos defendiéndose, en medio de un tiroteo o en medio de un manjar de golpes (a sus paladares!).

Y luego me mira y me pregunta <<¿Por qué estás enojada>> y ¡¿Qué quiere que le responda?!.

El campamento.

Aquí estoy.
Ganas de llorar y ganas de hacer el amor en silencio.
Ganas de leer y ganas de beber shots hasta perder el sentido.
Ganas de escuchar el más agudo silencio y ganas de encontrar las melodías que puedan sumergirse en el alma.
Caos, desesperación, manos que tiemblan y el pecho que se revuelve constantemente, una mirada tranquila, una expresión vacía, movimientos lentos y pasivos.
Ni salgo, ni me quedo.
Regresamos ayer, ¿Quienes? El y mi cuerpo, el alma la dejé el río, ahora quiero volver por ella, no vendrá conmigo, lo sé, no tengo más opción, hay que esperar una o dos semanas a que se sienta sola y decida venir conmigo, mientras tanto, no soy nadie, mientras tanto, puedo (debo, me toca, sin más opción) soñar despierta, con el río, los peces que te muerden los dedos de los pies y nadan a tu alrededor como si te conocieran desde siempre; con los árboles, con los pájaros, y el agua, el agua.... su sonido, que al principio parece marcar el tiempo, tan constante y serena como el tic-tac del reloj, luego, uno se da cuenta, de que en realidad está disolviendolo, borrandolo de la mente, y supongo, esto es aterrador, pues a penas alguno de ellos se percata de esto empieza a pensar en su casa, y así permanece durante unas horas (a veces solo unos minutos), pues solo eso puede salvarlo de perderse en el tiempo, luego, empacan de prisa y lo arrastran a uno de vuelta a casa, con un afán tremendo, sin dejarle ya mirar los arboles y las aves, ni mojarse los pies por última vez, ni recoger el alma que se quedó en río alimentando los peces y enamorándose de ellos.
Y es así, como un lunes en la noche uno se da cuenta de que se le quedó algo (¡nada más y nada menos que el alma!), y que ésta, no se percatará de su ausencia hasta dentro una o dos semanas y mientras tanto nada, ganas de llorar y beber shots hasta perder el sentido.

viernes, 8 de julio de 2016

Atardecía.. Miraba la ventana desde abajo, 'tengo que irme' pensaba, pero atardecía y el atardecer era hermoso.
No subí a ver la ventana, en la ventana estarías tu, me mirarías de nuevo, tu sonrisa sería dulce e infantil, me hablarías, tal vez me preguntarías como estoy, te miraría y flaquearía mi carácter, te miraría y me la lanzaría a la profundidad de tu abismo, un abismo que tal vez ya no exista, pero querría regresar allí, querría llorar y gritarte, y escuchar tus gritos, querría caminar tambaleando mientras me sigues, aun gritando, querría sentarme a ver el atardecer al despertar, y almorzar en la madrugada, querría poner los días de cabeza y olvidar que alguna vez tuvieron orden. Querría verte a los ojos y soñar, soñar como ya no es posible nunca mas, sentir como ya no es posible nunca mas.
Pero no subí a ver la ventana, pero no subí a verte, a caer en tu abismo, a gritarte, a intentar huir de tus gritos, no subí a desordenar la rutina, no subí a soñar, a soñarte.
Quisiera ver la ventana de nuevo y tus ojos mirándome, pero es tarde, no puedo retenerte, no puedo retener ni una imagen de ti, se diluyen en desilusión, y aun así, cuando los años pasan, la desilusión diluida se impregna mas fuerte, ya no hay abismos, ya no hay gritos. Solo una imagen, un instante, un souvenir perdido.

Cien años de nubes.

Un manto azul grisáceo,
un manto gris azulado,
se posa sobre nuestras cabezas,
otro día nublado,
se aclara lentamente,
tengo la sensación de haberlo visto siempre allí,
hace como un mes que no veo las estrellas,
parece hace cien años,
cuando se plantó allí.

Solo un pensamiento, no hay nada parecido a ello, tu me observas y yo río, miramos el cielo juntos y las nubes lentamente cambian su forma, el tiempo ya no existe, solo nuestras tímidas palabras, siento tu abrazo, mi cuerpo se ha quedado tenso de miedo, no soy capaz de girar para abrazarte, mi corazón está retumbando en mi garganta y no puedo respirar, cierras tus ojos, cierro mis ojos, ruego porque no notes que me asfixio, que esta niña asustadiza tiene miedo de notes, que sus manos y sus piernas tiemblan y nada puede hacer por evitarlo. Algo que solo puede describirse como una dulce calidez va emergiendo en mi pecho, el mundo se ha paralizado en ese instante, el instante en que nos amamos sin decirlo, un segundo de eternidad que compartimos, en el mundo se ha paralizado en un instante, lejano en el tiempo, solo un pensamiento, una eternidad que se nos ha escapado.

La vida que sigue, como siempre.

Podría decir, que me siento triste, y eso entonces sonaría estúpido, debería decir más bien, que todo está bien, que no es para tanto, que todo sigue igual, que nos seguimos perdiendo como siempre, que nos seguimos muriendo como siempre, que la vida sigue, como siempre.

Un instante... y el resto?

Yo no sé que decir. Le juro que por un instante imaginé sus ojos tan cerca, imaginé sus brazos tan cerca, le juro que por un instante le miré y le dije todo lo que las palabras no pueden decir. Por un instante fuimos de la locura y fuimos juntos... Por un instante..y resto.. Todos los minutos restantes, todos los segundos que siguen... Dos vidas distintas, dos caminos distintos y nuestros ojos posados sobre atardeceres muy lejanos, perdidos en la cordura de no amarnos.

Una niña pequeña.

Solía querer huir de noche, caminar por el pueblo vacío y callado e ir muy lejos, en la mañana nadie podría encontrarme. En otro tiempo tenía la idea de esconderme debajo de la cama y fingir no existir, solo yo y la música. Ahora, ninguna de las ideas me agradan, que si aumento el IVA, que si ahora se ganan 2 centavos mas que el año pasado, que si paz, que si la guerra, que si los mentirosos noticieros y las austeras noticias que solo pretenden intimidarnos, derrotarlos, entristecernos, que si una bomba de hidrógeno, que si los terremotos y el fenómeno del niño, ah y el de la niña. Que si estamos en sequía, que si los corruptos, que si los mentirosos, que si los hipócritas y los sinvergüenzas, que si empezó un nuevo año, una nueva oportunidad para escurrirnos.. Que si papá esta lejos, que si no se que día es... Que si la vida. Que si la muerte... Nada importa ahora o quizá mas bien, todo importa ahora, todo me estremece y todo me entristece. Pequeña, muy pequeña entre tanto poder y la maldad que desde aquí se ve tan tan grande, nada puedo hacer. Solo escribir como una niña pequeña que no entiende a las personas.

Algo aceptable.

Todo sucede de una manera tan extraña,
En resumen, los seres humanos son extraños,
Tan distintos todos, y la vez, veo tanta similitudes..
El rincón de mi cama donde me escondo de ellos,
Se hace inmenso y me consume en la tristeza silenciosa,
¿Podría tal vez desaparecer? 
Dejarle a este cuerpo una mente autómata, que quizás si puedan aceptar.

Víctimas

Finalmente creo, que ciertas personas estamos destinadas a la soledad, si bien creo que todos en algún instante llegamos a sentirnos profundamente solos ante las adversidades, estar solo y sentirse solo son cosas distintas. Creo, es más estoy segura de que "él", como yo, es uno de ellos, en su soledad contempla las estrellas y me recuerda, en mi soledad contemplo las estrellas y le recuerdo, en su soledad mira mis ojos y me ama, en mi soledad miro sus ojos y lo amo.
Además de eso, me convenzo de que seguramente no somos víctimas de nada, de que seguramente bien merecida ha de ser la soledad y el silencio que reina nuestra vidas. Y aún así, tan lejos uno del otro, unas cuantas cuantas palabras que crucemos pueden calidecer el alma.
Pasan los días, las horas, los minutos, instalado en un rincón, me mira y sonríe de vez en cuando, después de tanto tiempo se anima a decir una par de palabras, un par de gotas de aliento para mi alma, que se reconforta y camina dando saltos por la calle como una dulce niña enamorada, sonríe y patina en los pisos lisos, como si fuera la misma magia quien la llevara casi levitando por los días soleados.