jueves, 28 de marzo de 2019

Las tardes, el rojo y las certezas

Tal parece que las formas y los colores
se acentúan en los sueños
después de danzar con las palabras.
Renace el entorno,
se reconfigura, renace,
al tiempo que renace el alma en la ilusión.

A la hora en que la tarde se enrojece
y toman fuerza las pasiones,
un rojo parece oxigenar, dar vida...

Un rojo que se va mezclando,
al pasar de las semanas y las horas,
con la certeza y el azul nocturno.

Púrpura que se instaura en la esencia,
organiza la vida, los instantes escasos,
el salivar de la garganta vacía cada tarde,
en la ansiedad del olor intenso e inalcanzable
de la carne.

Y ahora, roja, humeante,
tiene sentido: cuando la tarde cae tenue,
sin saber cómo, intensa,
sabe y se sabe, completa.

Sin tiempo, sin contratiempo

Pues sí, tiene un límite y mi amor agotó su paciencia. Cansado de los limitantes, de los peros, de los contratiempos, de las extravagancias, de cohibirse y esconderse, se ha detenido allí y puesto un punto.

Justo a tiempo, justo en el momento exacto en que abro los ojos y veo los suyos, color girasol, aun dormidos, aun despiertos. Indaga en mis historias, las palabras y las miradas. Con el sentido agudizado para captar la imagen de la poesía, para comprenderla... sin tiempo, ni contratiempo, solo un instante eterno.

Y sin enigmas y sin misterios, sencillamente una caricia, sencillamente una sonrisa, tan solo un anhelo.

martes, 19 de marzo de 2019

Teorías y fracasos

La manía de las teorías.... La verdad es que quiero rendirme y despedazarlas con rabia, tirar los pedazos a volar sobre mi cabeza y que desordenadas, rotas, se hagan insignificantes. Y junto con las teorías, quiero que todos los personajes desaparezcan. Quiero dejar de teorizar sobre las relaciones, quiero dejar de definir la ética y quiero ya no tener que decidir más sobre eso. Pues al final, cuando me paro aquí en el borde de ellos... parece que en todo me he equivocado. No conozco las personas, no entiendo sus mensajes y quiero rendirme, ya no quiero intentar comprenderlos.

Quiero rendirme y dejar de persistir en las ideas que nadie usa. Quiero aceptar que nos podemos odiar por que sí y que la comprensión es un mito que me he inventado tratando de sobrevivir. Que si la sinceridad, que si la comprensión, que si la tolerancia... quiero rendirme y dejar de profesarlas, para después encontrarme sola en una isla, que es justo donde estoy en cualquiera de los casos. Quiero rendirme y aceptar que me equivoqué en todo y que en el mundo de las relaciones sociales ya he fracasado.

Y ya no quiero formular teorías, ya no quiero obrar de tal o cual manera. La mayoría solo hace cualquier cosa y ya. Ni de esa manera funciona, ni de esta manera funciona. La diferencia es que después de fracasar, estoy aquí deseando rendirme y no puedo.

domingo, 17 de marzo de 2019

Salto imprudente y la ingeniería del vuelo

Estremecedor, gigantesco, atópico, asombroso, vuela mi corazón en la ilusión, y la certeza.
Mi voz se extiende por el cielo, danza, al viento hechiza,
transporta al alma, la trae de vuelta

la lleva tan lejos como uno está: en otro universo,
magia que me atraviesa.


Sentirse pequeño en la inmensidad por explorar,
sentirse fuerte, capaz para avanzar. 
No a pasos, yo vuelo, vuelo, vuelo,
al fin soy yo quien realmente soy.

Yo, campeona olímpica en salto imprudente,
salto de cabeza, 
vuelo en picada....
Yo, rompiendo récords en atrevimiento,
me entreno fuertemente cada día en valentía,
en largas jornadas de caídas,
estilos de golpes, 
y técnicas de rotura y reconstrucción del alma.

Me adormezco al ocaso circular de la libertad y los cabellos ondeantes del viaje.
Yendo lejos, regresando
duermo con el sol en los párpados y despierto con la llama en las palabras.

Le ruego al día, al que empieza,
que me muestre un abismo más grande al que saltar,
que ya no tengo vértigo sino potencial de caída,
y un espíritu cinético amante del tiempo y el cambio relativo.

Un susurro

Los dos golpes en la puerta sonaron inequívocamente tal como suena su nombre. Los vi, se veían como sus ojos. Los sentí, se sentían como su abrazo; y su olor, por supuesto, era inconfundiblemente el suyo.

Escalofríos me recorrieron en el caminar a la puerta. Vi su silueta. Las manos temblaron y temerosas cargaron el corazón liviano en ellas, a riesgo de permitirse una caída más, me reclamaron la prudencia de la que todo rastro había desaparecido. Su voz se asomó en sus labios pronunciando un saludo que era más un susurro...

domingo, 10 de marzo de 2019

Naranja

Las nubes han cubierto el sol del ocaso y la luz naranja se derramado por todo el ambiente. Y por alguna razón me ha hecho pensar en las grietas. Grietas que he visto tan de cerca últimamente y que son una mezcla de inexplicable belleza y tristeza...

Me pregunto con seriedad cómo es que al detenerme y observar, resulta ser que hay tantas almas rotas a mi alrededor... no puedo arreglarlo, nadie puede. Y entonces la duda que me surge después es ¿cómo podría reclamarle a esas almas rotas por herir la mía?

El viento mueve las ramas del árbol y una voz susurrante ruega:

Sin ningún viento,
gira, corazón.
Gira, corazón....