Las nubes han cubierto el sol del ocaso y la luz naranja se derramado por todo el ambiente. Y por alguna razón me ha hecho pensar en las grietas. Grietas que he visto tan de cerca últimamente y que son una mezcla de inexplicable belleza y tristeza...
Me pregunto con seriedad cómo es que al detenerme y observar, resulta ser que hay tantas almas rotas a mi alrededor... no puedo arreglarlo, nadie puede. Y entonces la duda que me surge después es ¿cómo podría reclamarle a esas almas rotas por herir la mía?
El viento mueve las ramas del árbol y una voz susurrante ruega:
Sin ningún viento,
gira, corazón.
Gira, corazón....
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