Regresa ese maldito dolor que me consume, pierdo la conciencia
de todo lo que está pasando, solo puedo oír los gritos y risas, no alcanzo a
asociar sus pensamientos, no puedo moverme, no puedo abrir mis ojos, no puedo
pensar en nada más que dolor, que tristeza, que decepción de mi, de mi cuerpo.
Cuando por fin reacciono la clase parece estar normal, no sé
cuánto tiempo ha pasado, lo único que quiero es huir, me levanto y camino hacia
la puerta, avanzo por el pasillo mientras todo sigue estando borroso a mi alrededor,
trato de guiarme por mis recuerdos lejanos del lugar, logro llegar al baño y
apoyo mis codos en el tocador poniendo mi cabeza entre ellos, lloro y todo
vuelve de nuevo, siento el dolor, no puedo respirar, pareciera que inhalara un
gas helado y extraño, me asfixio, no puedo moverme, en cualquier momento mis
piernas dejaran de sostenerse e inevitablemente caeré al piso, que está mojado
con jabón y suciedad, escucho las voces del salón de al lado y las guitarras a
lo lejos, justo en ese instante caeré, no podré sostenerme más y la mentira, y
la farsa por pretender estar bien llegará a su fin, pero justo allí recobro
conciencia y me sostengo, levanto mi vista al espejo con una sensación de
alivio, veo mis ojos hundidos, mi cara pálida, siento una profundas ganas de
vomitar, pero no pasa nada, voy atrás y me recuesto contra la pared, cierro los
ojos, pretendo sentirme mejor, pero eso no ocurre, me mojo la cara, los brazos
y las manos, vuelvo al pasillo.
En este momento todo se resume en cosas que dan vueltas a mi
alrededor, sin poder identificar el camino, trato de ir hacia adelante y
tropiezo con la pared, me recuesto nuevamente, ¿Cómo podría liberarme de esta
tortura que viene a mi cada cierto tiempo y me destroza?
Regreso a mi silla y las miradas de todos se vuelven hacia
mí, ahora lo comprendo, como los estúpidos e insensibles que se pueden
encontrar aquí, pensaban que dormía mientras me retorcía, sin poder abrir los ojos,
sin poder comprenderlos.
Al sentarme todo sigue dando vueltas y cuando por fin se
calma, el mundo se siente tan lejano, oigo mi nombre ser pronunciado por la
profesora a lo lejos, como una voz borrosa y poco comprensible salvo algunas
palabras, muchas voces se unen hablando a destiempo, formando una asquerosa
melodía de murmullos… sigo escribiendo por inercia, estoy perdiendo el sentido.
Luego de un gran rato allí sentada mirando a la nada, dan la
orden de salida, tomo mis cosas y camino rápidamente a la salida, cruzo la zona
donde están todos los buses y cuando me encuentro sola en el gran prado,
comienzo a correr tan rápido como puedo, tengo que escapar de ese maldito mundo
de esos infelices que se burlan de mi dolor, de mi tristeza.
Mientras corro a duras penas puedo distinguir el camino por
el cambio de colores en el piso y por mis recuerdos de las tantas veces que he
pasado por allí, corro… y corro tan rápido sin sentir alivio, todo cambia de
forma drástica, por un momento no sé donde estoy, por un momento siento caer al
piso…
Abro mis ojos, distingo la hierba que me rodea, si, perdí el
conocimiento, pero es como si no lo hubiera hecho, nadie estaba allí. Observo
el reloj y la hora del almuerzo ya ha terminado, me levanto con el estomago
vacío y regreso de vuelta al colegio…
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