Y me doy cuenta, es tan frágil
tan frágil la vida, tan frágil la ilusión,
recuerdo un instante,
miraba a través de la locura,
de unos ojos oscuros y curiosos,
y ellos solían decir, que a veces preferirían morir,
ardía, ardía mi vida, y no podía arreglar nada.
Recuerdo un instante,
un instante soñado, entre la noche y el día,
en el que no existía un mañana,
y luego, las llamas cubrían mis sueños,
todo se incendiaba, y la gente corría y gritaba,
el resto solo miraba,
“son solo un par de vidas, ni vale la pena” y se iban.
Recuerdo la paz y no la recuerdo,
se acerca por el momento,
y luego, huye espantada,
tal como he imaginado hacer alguna vez,
la paz viene a mí,
pero es tan frágil… tan liviana, tan volátil…
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