lunes, 18 de enero de 2016

En el espacio en blanco.

Hace ya más de un mes que las dudas existenciales se han apoderado de todo, el mundo sumido en la oscuridad ha perdido todos los conceptos, las palabras flotan vacías.

Me parece de repente como si todo lo que me rodea estuviera sobre un pilar de mentiras, que ya no puede sostenerse, que ya no puede engañarme más, y como no puede engañarme más, se derrumba y luego no hay nada, parece que todo ha desaparecido, las metas, los objetivos, la cotidianidad, el éxito, todas esas cosas me parecen palabras sin sentido.


Camino por la ciudad y ya no hay nada, mi alma se derrumba, ya nada tiene sentido, ya nada vale la pena, el amor no puede salvarme, el amor se vuelve pesado como la vida misma que nos ha planteado el sistema, y ahora más que nunca comprendo a Kundera (y Kundera a mí), comprendo el ser liviano y no hay nada que desee más en el mundo, pero nadie sabe qué es eso, pero nadie puede ser liviano aquí, ¡Es un crimen! y todos me lo repiten en la cara, y todos lo murmuran en coro, que no puedes vivir así, que no puedes ser liviano, que no puedes fugaz, el sistema les ha programado el odio a lo fugaz, ¡La sola idea les aterra!
¡Yo les aterro!

Me escondo bajo la cama y deseo el silencio, por ahora, nada puede salvarme.

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