martes, 17 de julio de 2018

Sueño...


Lo primero que quiero conservar son esas palabras..."Anoche vi mi vida reflejada en tus ojos y la contabas con tus palabras". Luego de eso una y otra vez me dices las cosas que te diría. Te duelo, lo sé. Me dueles, lo sabes. En nuestros particulares rincones nos ahogamos cada uno en su propio mar, mares que resultan ser parte de un mismo océano. Luego me miras con la gravedad en la mirada, luego te miro con la gravedad en la mirada, la gravedad de imaginar cómo se hunde el otro. Luego, bajo un cielo de estrellas difuminadas, nos hundimos juntos: la vida es así y no de otra manera. Y te suelto y me sueltas. Luego, parece que no hay nada.

Te sueño, eres un sueño sin forma ni imagen, solo tú y la certeza de saberte real. Te sueño y en lo profundo del alma revolcada sueño también entre esperanzas cansadas, que me sueñas. Y no sé de tu vida y te callas las palabras, pero también allí te sueño, diciéndome todo lo que de mí escondes. Y sueño, siempre sueño, condena de soñadora, no puedo parar de soñar, sueño que el mundo es distinto, que se puede cambiar, sueño que existe mas que instante para verte el alma en los ojos. Sueño... siempre querías que soñara... sueño... creo que tenía razón, la esperanza no sobrevive sin amor.

En el instante siguiente al que no hay nada, lo hay todo, o al menos el espacio para que exista todo. Lanzo mi mano al incierto vacío y sostengo. La tela desgastada que mi mano atrapa amenaza con rasgarse y dejarme solo un pedazo de ilusión descolorida entre las manos. Sostengo y espero y nada pasa, solo sueños siguen rodeándome. El espacio vacío que me rodea se vuelve de colores y resurgen las formas. Danzo con el viento y el sol me quema los cabellos. Me olvido de todo y dejo que vivan en su propia libertad. Y me dejo vivir en mi propia libertad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario