viernes, 14 de diciembre de 2012

Como si esa fuese la vida, mientras camino.

Debía pensar en que quería hacer, algo simple, algo sencillo que yo deseara hacer justo en el momento, no antes, no después, en el presente.
Mientras pensaba empece a caminar y caminar, las personas iban a paso acelerado en sus agitadas vidas, los carros pasaban cada uno con un destino al que llegar, yo solo caminaba como siempre, sin saber a donde ir, pero sabiendo a donde llegar, ellos pasaban en pequeños grupos, iban conversando, algunos enojados y otros riendo a carcajadas, como si fuese invisible me escabullía entre tanta gente que no me observaba, ni de reojo. Me preocupó en algún momento que en la peligrosa ciudad nocturna pudiese pasarme algo, fue entonces cuando recordé noches en las que hace unos años andaba y andaba solo por el placer de observar todo lo que se movía tan lejos de mi casa, era entonces cuando no tenía miedo de nada y criticaba a las personas por esconderse de la noche, por temer a la acogedora niebla que solía solía escuchar mis canciones.
Tal vez era eso y solo eso lo que deseaba, caminar sin miedo por esas calles ruidosas pero silenciosas a mis oídos de paz, observar los arboles con ojos de curiosidad, con ojos de inocencia, ver las estrellas y admirar la luna, contemplar la gente y tratar de descifrar sus vidas, tarareando entre dientes canciones, sentir ese frío en mis brazos y dejar que el viento juegue con mi cabello, como si no hubiese nada más, como si esa fuese la vida, mientras yo solo camino.

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