viernes, 14 de diciembre de 2012

Salir a mirar la noche.

Sería entonces una obsesión cada momento que pasa,
casualidades y casualidades que se cruzan conmigo cuando salgo a respirar la noche,
miradas y miradas que se ignoran como se ignora la luna,
y trato de entender quien podría estar esperando a esta loca viajera, compañera de las estrellas,
quien volaría tan lejos,
quien saltaría de las montañas como si no hubiese un mañana,
quien podría dejar de oír el ruido insoportable todo lo que rodea,
quien escucha conmigo la suave melodía del violín, el piano flotando en espacios de cada rutina,
como si hubiera una nada a la que correr,
para solo quedarse y respirar, una cabaña para este soñador sin rumbo,
un respiro para las asfixiantes caras cansadas de la gente,
la voz de un alguien cantando suavemente...
como si algo de eso existiese, como si no tuviese que dar la vuelta y volver a casa después de cada paseo nocturno...

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